PRÓXIMA PARADA
…y es que sin duda hay algo en ella que recuerda a los trenes, con sus asientos de cine barato y sus revistas viejas tiradas por el suelo cientos de miles de veces pisadas por hombres que casi nunca pasan de ser amantes mediocres o lúgubres cocineros de programas de mediodía, por adolescentes que no conocen los caminos de su piel ni por qué cuando el tren arranca parece que el suelo va hacía atrás llevándose las nubes o por otras mujeres más feas, más tristes, pero al menos suficientemente distintas para hacer soportable el viaje con su incesante parloteo de eternas abandonadas y transformar la idea de volar a 140 km por hora sobre los pises vomitados por los baños de cada vagón en una verdad inquietante, curiosa, indudablemente digna de esos instantes invernales que nos atrapan por sorpresa y sobre las vías en medio del páramo... cuando viajamos sin la certeza de una próxima estación.
2 Comments:
Tal vez haya que reconocer que siempre viajamos sin la certeza de una próxima estación...
Eso es lo que se dice una señora frase larga...
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