Como te lo cuento:: October 2010

Friday, October 01, 2010

ANOCHE

Hoy he pasado la tarde en casa con Irene, viendo Celda 211 en un proyector que acaban de regalarle.

Toda la pared del cuarto se ha convertido en una pantalla enorme. Hemos bajado las persianas; apagado las luces y los móviles.

El vino era un tinto que nunca habíamos probado. Me lo ha recomendado la tendera de una licorería diminuta que descubrí al lado de la Filmoteca. Ella camina entre las botellas vistiendo siempre abrigos de visón y la verdad es que a uno le entran unas ganas locas de invitarla a fumar en boquilla o regalarle uno guantes que lleguen hasta los codos, para acabar de convertirla en una Dama de Antes.

Yo estaba ahí tumbada, disfrutando de nuestro Cine de Otoño, cuando de repente me acordé de que mis padres fueron por primera vez a Francia para ver El Último Tango en París, hace muchos años. En aquella época en España estaba todavía censurada. La echaban en el patio interior de algún barrio de esos que uno imagina necesariamente bohemio, como si todo allí tuviera por fuerza que oler a queso o a café con croissants.
Hay un detalle de la historia que recuerdo especialmente. La película, con cientos de jóvenes deseosos de salir de casa y hacer el amor como asistentes, se proyectó sobre una sábana rota.

Mi madre me contó todo esto hace ya algunos años.
Nunca le he pedido que me lo repita.
Tengo miedo de que la nueva verdad sea peor.

Te escribo esto sólo para decirte que vivo obsesionada con las cosas que son, en esencia, hermosas.
Y para que sepas que me encantaría que esta noche estuvieras aquí.