Como te lo cuento:: July 2007

Thursday, July 26, 2007

GAFAS

Me acostumbré a andar por calles difuminadas. No recuerdo el momento en que la ciudad empezó a estar pasada por agua. Creí que la lejanía había tenido siempre ese aire melancólico. Me encontraba a gusto entre horizontes desdoblados. Siempre pensé que a las personas se les dibujaba la cara justo al pasar a mi lado. Nunca eché de menos el número en la esquina superior de los autobuses. No dejé de ir a ver la versión original de la vida real. Y, sobre todo, disfruté sabiendo que podía hacer del mundo un lugar débil con sólo cubrirme un ojo con la cueva de la mano.

Cuando le conocí aún le faltaban los bordes. Desde el principio aprendí a escuchar su sombra vaga, y a entender el tiempo como una amalgama de manchas sobre las que imprimía sus gestos en décimas de segundo. Siempre me desnudaba a poquitos, pasando varias veces los dedos por la frontera que separa la piel del tejido, clavando las uñas, como el que dibuja con un palo en la arena.
Únicamente se quitaba las gafas en la antesala del sexo, cuando ya sólo existían la cama y un saliente de madera repleto de libros que cambiaban cada tarde, esbozando un dueño que permanecía leyendo entre mantas cuando yo ya no estaba, esperando. Me miraba entonces con ojos de niño, pegados a un tragaluz de vidrio esmerilado. Y era ahí, en aquella sábana inmensa y sin aristas, donde un poder ciego, una sabiduría opaca, me desaparecía y dejaba a salvo, me vaciaba del dentro.

Y un día alguien colocó entre la realidad y mis pestañas un tipo de transparencia engañosa, que confunde a la luz hasta que ésta cambia de dirección. Como la poesía. Y con ella volvieron a mí las esquinas, los recintos, las filas de ventanas, los pasos de cebra. Me rodearon sin compasión las señales de tráfico, los avisos urgentes, las últimas paradas, los desvíos.

Y te fuiste tan lejos que ya no puedo verte, llevando contigo los ángulos de borde curvo, los “a punto”, los “ya casi”. Y a veces arrastro los pies en este mundo de paralelas precisas, en estas vías sin fondo y me quito las gafas...y te sueño.

Sunday, July 01, 2007

TRÁNSITO

Permanecen las lápidas que sobrevuelan ataúdes de gusanos, y los libros de salmos, y los mismos errores.

Permanecen los funcionarios, las fotos de boda; permanecen los perdedores en su obtuso fracaso.

Permanece lo innombrable de esta historia acabada, lo no dicho, lo inefable, lo ya escrito.

Permanece el silencio a tu lado en la cama, y su forma en la almohada, y el sexo dormido.

Permanece el hueco si te sacan los ojos. La venganza: el bolsillo del alma donde se guarda rencor.

Permanecen las polillas que se alimentan de trajes de novia usados. Permanece el dolor, amputada la pierna.

Permanece inmutable el paso del tiempo. Permanece el tiempo. Permanece el cambio.

Permanece el gusto agrio de la pagina en blanco, del verso austero, del final feliz.

Permanece el instante, y después de acabado, la memoria del instante.

Permanece agazapada la tentación, aletargado el deseo, ocluido el desagüe.

Permanece, en esa locura llamada lucidez, para siempre, chillando, el olvido.

Terror: permanece la mano desesperada aferrando la ilusión de permanencia.
Permanece sólo el tránsito.